domingo, 14 de junio de 2009

Calidad de las acciones formativas en elearning. Mejora de la calidad de elearning.

Actualmente, la formación online está en boca de todos, como diríamos vulgarmente, "está en alza". Parece ser que su crecimiento se ha disparado de una forma un tanto descontrolada.

Y es en este punto dónde se plantea el problema del crecimiento. Todo crecimiento ha de ser hasta cierto punto controlado, puesto que si se produce un descontrol sobre la oferta de formación online, será imposible valorar la calidad de cada uno de ellos.

Y es en ese punto, en el de la medición de calidad, dónde encontramos parte de los problemas actuales, puesto que hay diferentes sistemas que, finalmente, provocan diferentes "raseros" de medidas, teniendo de este modo varios cursos online que no son comparables entre sí.


Entre estos métodos de análisis, caben destacar la norma UNE-66181, el modelo Qualitas, el modelo EFQM y el Meca-ODL. Todos ellos son válidos, pero todos son distintos.

Así, mientras que el modelo Meca-ODL trata un curso de formación online desde su diseño, creación... y divide el análisis por perfiles (creadores, distribuidores y usuarios del elearning), la norma UNE-66181 pretende convertir el curso online en un producto que tenga unos puntos, un valor, para de este modo compararlo con otros.

¿Uno es mejor que otro? Yo no soy quién para decirlo, simplemente, analizan desde diversos puntos de vista.

Lo que sí que queda claro es el hecho de que, la medición de la calidad, independientemente de su punto de vista y los aspectos o contextos que abarque, ha de cumplir unas características mínimas para resultar un buen análisis.

En primer lugar, dicho análisis debería de abarcar cuantos más puntos de vista y recorridos posibles (desde el diseño a la evaluación final, por ejemplo). Sin embargo, para realizar esta medición, no debería de tener un sistema de toma de datos engorroso, sino todo lo contrario.

Los sistemas de tomas de datos han de ser lo más automáticos y sencillos posibles. Muchos de estos datos pueden obtenerse directamente de la plataforma empleada: nivel de éxito de los alumnos, número medio de dudas en los temas, nivel de abandono del curso... de tal modo, que su obtención se realizaría automáticamente al finalizar el curso.

Estos datos automáticos tendrían un valor altamente objetivo, pues no tendrían en cuenta el entorno ni posibles incidencias provocadas en el curso. Aún así, tendrían un gran valor.

Por otra parte, el resultado de la calidad debería de ser un valor medible y comparable: estrellas, puntos... lo que sea, pero que nos permita tomar el valor de 2 cursos online y poder decir: "el curso A es mejor que el curso B". En caso contrario, no será posible comparar la calidad de ambos cursos. Ni que decir tiene que deberían existir conversores de escala, si fuesen necesarios, para poder equilibrar los valores obtenidos por distintos métodos de análisis de la calidad.

En otro punto, esos valores mensurables han de poder ofrecerse en modo desglosado. Es decir, si un curso tiene un problema que le disminuye mucho el nivel de calidad, es importante conocer si es porque los materiales no son buenos o bien porque la empresa que lo imparte no es una Universidad de renombre. En este último caso, un curso bueno perdería puntos por no impartirse en una escuela de renombre, lo que es una pena.

Todo este análisis debe de tener un reflejo en las actuaciones correctivas o de mejora a realizar en el curso. Si medimos y observamos un mal resultado, pero no hacemos nada al respecto, no serviría de nada. Por ello, si se realizase con un sistema automatizado, este podría obtener conclusiones automáticas: los materiales son malos, la publicidad es escasa... que pudiesen ayudar al tutor a corregirlos.

Pero dicha medición, ¿quién debe de hacerla? Está claro que si la realiza la empresa que imparte el curso, la valoración puede obviar ciertos fallos y problemas existentes. Es por ello que debería existir un organismo oficial (tipo AENOR) que realizase las mediciones, ofreciendo un sello que indicase la puntuación obtenida de dicho análisis.

Pero todo esto está muy verde: la situación actual de crecimiento descontrolado de cursos online hace que, debido a la prisa por crear cursos online, se obvie y desestime un análisis de calidad que, en algunos casos, puede llevar mucho tiempo y personal, perdiendo así la capacidad de ofrecer al usuario la información sobre la calidad del curso y las ventajas que tendría de realizar ese curso y no otro.

El tiempo avanzará y veremos quizá un sistema unificado de baremación, que sea automatizado y reconocido por organismos oficiales, pero eso, el tiempo lo dirá.