domingo, 5 de julio de 2009

Diseño instruccional asociado a una plataforma de eLearning.

A la hora de crear un nuevo curso en versión online, siguiendo los parámetros del eLearning, es necesario comenzar por un buen diseño instruccional, especialmente de cara a que el curso evolucione en futuras ediciones pudiendo así mejorarlo en la medida que sea posible.

Este diseño instruccional (DI a partir de ahora) comprende varias fases:
  • análisis
  • diseño
  • desarrollo
  • implantación e implementación
  • evaluación

Una vez completadas las fases y demás, hay que aportar una guía de estudio de cara a que los alumnos puedan tener toda la información del curso: desde el temario y el calendario hasta los modelos de evaluación que se aplicarán.

En la fase de análisis se trata de comprender qué es lo que da lugar a este curso, la problemática que lo hace necesario y la fuente de dicho problema. Es en este momento en el que hay que utilizar varios métodos de investigación, tales como el análisis de necesidades. Al final de esta fase obtendremos las metas instruccionales a seguir y una lista de tareas a enseñar.

Una vez hecho esto, entramos en la fase de diseño, dónde se planifica una estrategia a seguir para producir la instrucción del curso. Aquí hay que realizar un croquis para ver como se alcanzan las metas de la instrucción. Para ello se pueden utilizar herramientas como los generadores de mañas conceptuales.

Seguidamente, en la fase de desarrollo, se realiza la planificación de los temas y los materiales que se usarán, es decir, los medios y material que se utilizará en la instrucción.

Todo esto se divulga en la fase de implantación e implementación. Aquí es donde se produce la implantación en la herramienta docente online elegida.

Finalmente, la fase de evaluación trata de analizar la eficiencia obtenida en el proceso de instrucción, evaluando para ello todas las fases del DI y el resultado final.

Mediante el DI se pueden producir lecciones, tutoriales, cursos de adiestramiento... siempre llevándolo a cabo con un orden y una pauta preestablecida.

Dentro de las plataformas online, es necesario contar con las herramientas que poseemos, especialmente en la fase de desarrollo. Para ello, disponemos de diversas herramientas englobadas en distintas categorías, como son los foros, los glosarios, las entregas de ficheros (informes, análisis), la generación colaborativa de documentos (wiki)...

Estas herramientas pueden utilizarse individualmente o en grupo, o en diversas modalidades que combinen estas dos primeras: discusiones en grupo y aportación de un informe individual, por ejemplo. Esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de realizar el DI del curso, pues cambian radicalmente las herramientas que se utilizan en un curso online a las que se utilizan en un curso normal.

Y no hay que perder de vista la manera en que el tutor sigue al alumno, realizando un seguimiento exhaustivo del mismo y de su trabajo, y pudiendo incidir en él para reconducirlo o corregirlo en cualquier momento.

Este diseño instruccional puede utilizarse también a la hora de generar un objeto de aprendizaje destinado a la docencia online.

Para ello, en las fases de diseño y desarrollo hay que tener en cuenta que el entorno consistirá en producir un objeto único y autónomo que contendrá desde la exposición de información hasta la posible interactuación con el alumno, mediante ejercicios o cuestiones.

Hay que tener en cuenta que un OA no sólo transmite información, sino que debe de provocar una interacción con el estudiante para que este logre conseguir el objeto del aprendizaje.

En la fase de análisis final del DI, pueden aplicarse además técnicas de análisis de los OAs, utilizando herramientas como HEODAR, que permiten generar una valoración del producto final obtenido, indicando los puntos de fallo y/o mejora del mismo para poder corregirlos.

domingo, 14 de junio de 2009

Calidad de las acciones formativas en elearning. Mejora de la calidad de elearning.

Actualmente, la formación online está en boca de todos, como diríamos vulgarmente, "está en alza". Parece ser que su crecimiento se ha disparado de una forma un tanto descontrolada.

Y es en este punto dónde se plantea el problema del crecimiento. Todo crecimiento ha de ser hasta cierto punto controlado, puesto que si se produce un descontrol sobre la oferta de formación online, será imposible valorar la calidad de cada uno de ellos.

Y es en ese punto, en el de la medición de calidad, dónde encontramos parte de los problemas actuales, puesto que hay diferentes sistemas que, finalmente, provocan diferentes "raseros" de medidas, teniendo de este modo varios cursos online que no son comparables entre sí.


Entre estos métodos de análisis, caben destacar la norma UNE-66181, el modelo Qualitas, el modelo EFQM y el Meca-ODL. Todos ellos son válidos, pero todos son distintos.

Así, mientras que el modelo Meca-ODL trata un curso de formación online desde su diseño, creación... y divide el análisis por perfiles (creadores, distribuidores y usuarios del elearning), la norma UNE-66181 pretende convertir el curso online en un producto que tenga unos puntos, un valor, para de este modo compararlo con otros.

¿Uno es mejor que otro? Yo no soy quién para decirlo, simplemente, analizan desde diversos puntos de vista.

Lo que sí que queda claro es el hecho de que, la medición de la calidad, independientemente de su punto de vista y los aspectos o contextos que abarque, ha de cumplir unas características mínimas para resultar un buen análisis.

En primer lugar, dicho análisis debería de abarcar cuantos más puntos de vista y recorridos posibles (desde el diseño a la evaluación final, por ejemplo). Sin embargo, para realizar esta medición, no debería de tener un sistema de toma de datos engorroso, sino todo lo contrario.

Los sistemas de tomas de datos han de ser lo más automáticos y sencillos posibles. Muchos de estos datos pueden obtenerse directamente de la plataforma empleada: nivel de éxito de los alumnos, número medio de dudas en los temas, nivel de abandono del curso... de tal modo, que su obtención se realizaría automáticamente al finalizar el curso.

Estos datos automáticos tendrían un valor altamente objetivo, pues no tendrían en cuenta el entorno ni posibles incidencias provocadas en el curso. Aún así, tendrían un gran valor.

Por otra parte, el resultado de la calidad debería de ser un valor medible y comparable: estrellas, puntos... lo que sea, pero que nos permita tomar el valor de 2 cursos online y poder decir: "el curso A es mejor que el curso B". En caso contrario, no será posible comparar la calidad de ambos cursos. Ni que decir tiene que deberían existir conversores de escala, si fuesen necesarios, para poder equilibrar los valores obtenidos por distintos métodos de análisis de la calidad.

En otro punto, esos valores mensurables han de poder ofrecerse en modo desglosado. Es decir, si un curso tiene un problema que le disminuye mucho el nivel de calidad, es importante conocer si es porque los materiales no son buenos o bien porque la empresa que lo imparte no es una Universidad de renombre. En este último caso, un curso bueno perdería puntos por no impartirse en una escuela de renombre, lo que es una pena.

Todo este análisis debe de tener un reflejo en las actuaciones correctivas o de mejora a realizar en el curso. Si medimos y observamos un mal resultado, pero no hacemos nada al respecto, no serviría de nada. Por ello, si se realizase con un sistema automatizado, este podría obtener conclusiones automáticas: los materiales son malos, la publicidad es escasa... que pudiesen ayudar al tutor a corregirlos.

Pero dicha medición, ¿quién debe de hacerla? Está claro que si la realiza la empresa que imparte el curso, la valoración puede obviar ciertos fallos y problemas existentes. Es por ello que debería existir un organismo oficial (tipo AENOR) que realizase las mediciones, ofreciendo un sello que indicase la puntuación obtenida de dicho análisis.

Pero todo esto está muy verde: la situación actual de crecimiento descontrolado de cursos online hace que, debido a la prisa por crear cursos online, se obvie y desestime un análisis de calidad que, en algunos casos, puede llevar mucho tiempo y personal, perdiendo así la capacidad de ofrecer al usuario la información sobre la calidad del curso y las ventajas que tendría de realizar ese curso y no otro.

El tiempo avanzará y veremos quizá un sistema unificado de baremación, que sea automatizado y reconocido por organismos oficiales, pero eso, el tiempo lo dirá.


viernes, 3 de abril de 2009

El valor del estudio de casos en un entorno virtual de enseñanza aprendizaje EVEA.


A la hora de hacer que un grupo tenga que solucionar un caso planteado dentro del estudio virtual, el objetivo es que el grupo pueda valorar y solucionar problemas que más adelante le sucederán como situaciones reales.

Una de las ventajas que plantea esta forma de trabajo es que se puede trabajar sobre cualquier tipo de caso: puede ser peligroso o no en la situación real, puede necesitar de grandes elementos humanos o recursos económicos en la situación real, pero su abstración va a permitir que los alumnos trabajen con situaciones que bien podrían ser reales sobre entornos virtuales, lo que facilitará su aprendizaje.

El hecho de recoger situaciones de la realidad y plantear un caso motiva a los alumnos que tienen que resolverlo más que si fuese un planteamiento totalmente teórico. Además, es una estupenda forma de aplicar la teoría a la práctica.

Aquí los estudiantes pueden trabajar con 2 tipos de casos:
  • casos cerrados, ya resueltos, para ver como resolver en futuras ocasiones casos similares
  • casos abiertos, no solucionados, donde son los propios estudiantes los que toman decisiones y continuan de una manera o de otra
Estos últimos casos tratan que:
  • los alumnos alcancen una comprensión alta del proceso para llegar a la solución como de la situación de la que parten
  • los alumnos puedan debatir y aportar motivos por los cuales se llega a una situación
  • los alumnos realicen intervenciones para solucionar el problema o al menos, para tratar de hacerla más manejable

Por supuesto, para que eso suceda el tutor ha de evitar que los alumnos se desvíen de la posible solución, es decir, ha de orientarles pero no guiárles, pues son los alumnos quienes han de llegar por sí mismos a esa solución. De ese modo, el tutor no participa, pero puede orientarles hacia dónde deberían de llegar para solucionar el caso, y para aplicar conceptos teóricos a dicha solución.

Es normal que exista un caos inicial en estas soluciones, pues cada uno tratará de aportar su punto de vista, por ello es el tutor quién ha de hacer de orientador y encaminarles a la solución.

Una vez se centren los alumnos, aparecerán posibles soluciones e ideas. El problema es que con grupos grandes, pueden convertirse en un caos, pues serían muchas posibles soluciones o variantes de la solución, por lo que sería recomendable dividir el grupo en grupos de 3 ó 4 personas.

Una vez se ha debatido el problema y se ha llegado a la solución, los grupos aportarán una síntesis de las conclusiones obtenidas. De este modo, se ha fomentado otro aspecto de la enseñanza: el trabajo en grupo de los participantes.

Un enlace que es muy interesante, desde mi punto de vista: http://prometeo.us.es/elearning/caso/sit1/sit1.htm

Elementos básicos para la comunicación mediante una sesión de chat académico u otro software de comunicación.


Los primeros estudios que hacían sobre el chat en el ámbito académico (Neal 1997) hablaban claramente que tenía como mayor ventaja que respaldaba la interacción grupal, y permitía la conversación entre participantes. También podían contribuir (los participantes) de forma simultánea, fomentando la interacción en grupo.
Además, los participantes suelen ser más expresivos y naturales en estas herramientas que en otras más formales como puedan ser los foros y el correo electrónico.

Sin embargo, también tiene inconvenientes:
  • la lentitud de escritura de algunos participantes
  • si se mezclan temas, es difícilo seguir el hilo de la conversación
Aquí, tenemos que cualquier comunicación síncrona se realiza en tiempo real, con lo que además la realimentación es totalmente inmediata.
Las discusiones que realizan los participantes en un chat son una categoría de actividades dónde lo que se persigue es la toma de decisiones conjunta para dar lugar a una resolución creativa de un problema planteado.

Por supuesto, las sesiones de chat no llegan a la calidad de conversación que tiene una conversación por videoconferencia o conferencia, pues en éstas últimas podemos utilizar elementos del contexto (tono de voz, gestos...) para aclarar conceptos y evitar malas interpretaciones.

Vistas todas estas posibilidades, algunos artículos realizan ciertas recomendaciones a tener en cuenta a la hora de realizar una sesión de chat. Estas recomendaciones se dirigen tanto a los tutores como al resto de participantes:
  1. recomendaciones para todo el mundo antes de la reunión:
    • que tengan el material con el que se trabajará en la reunión
    • que conozcan y confirmen la fecha, hora y el software a utilizar en la reunión de chat
    • que posean el software y sepan utilizarlo de forma ágil
    • recomendaciones durante la reunión:
  2. durante la reunión de chat, se puede organizar como un grupo cooperativo con un moderador y un secretario, con funciones:
    • del moderador
      • que no se divague ni se salgan del tema principal
      • hacer que los participantes aclaren términos o propuestas si no se ven relacionadas con el tema
      • realizar rondas de intervenciones para que participen todos
      • permitir que participen todos
      • evitar diálogos cerrados entre participantes (es decir, hacer que participe todo el mundo, no parte del grupo)
      • solicitar síntesis al secretario
    • del secretario
      • cada cierto tiempo interviene sintetizando lo acordado en un consenso
      • registrando la sesión y enviándola a los participantes cuando finalice, con los consensos obtenidos
Todo esto pueden ser elementos a tener en cuenta en una sesión de chat, que si bien aporta grandes ventajas al trabajo en grupo, es necesario coordinarla muy bien y realizar las previas pruebas de funcionamiento del software para obtener un resultado satisfactorio.

martes, 24 de marzo de 2009

Google Docs y el trabajo colaborativo


El uso de herramientas ofimáticas de tipo online nos van a permitir utilizar aplicaciones del tipo procesador de texto, hojas de cálculo y gestores de presentaciones sin necesidad de tener instalado el software en el equipo, ya que son accesibles de forma online utilizando sólamente el navegador.

Adicionalmente, si estas herramientas son gratuitas, también permitirán el hecho de no pagar u obtener una licencia para poder utilizarlas.

Todas las ventajas que aportan, de forma resumida, serían:

  1. no hay que hacer la instalación
  2. es independiente del sistema operativo y la versión del mismo que utilicemos, manteniéndose igual aunque cambiemos el ordenador
  3. no hay que comprar licencias de uso en el caso de software gratuito
  4. los datos se almacenan en servidores
  5. los documentos son accesibles desde cualquier sitio, como la aplicación
  6. es posible realizar documentos y compartirlos en diversos modos con otros usuarios

Por supuesto, no todo es de color de rosa, pues estas aplicaciones necesitan una conexión a internet de una capacidad media, mínimo una de banda ancha (ADSL, cable...).

De cara a utilizar GDocs en el ámbito del trabajo colaborativo, su uso es bastante claro. Permite la generación de documentos en modo "wiki", donde un documento se comparte en modo edición entre varios usuarios para que le realicen los cambios oportunos todos ellos.

A su vez, tiene una política de permisos altamente flexible, pudiendo permitir incluso que cuando un usuario tenga un modo de compartición del documento (edición, por ejemplo) pueda invitar a otros usuarios a utilizar el documento con sus mismos permisos de edición.

Toda esa capacidad de permisos le brinda una gran agilidad a la hora de realizar un trabajo colaborativo, teniendo usuarios de diversos tipos (lectores y editores) que además puedan delegar (si se desea) invitaciones a que otros usuarios participen.

Adicionalmente, el sistema guarda versiones del documento que se está editando, de tal modo que si se quiere visualizar o recuperar una versión ya realizada siempre sería posible.

Por supuesto, siempre se puede ver quién ha realizado un cambio u otro para obtener una nueva versión del documento, con lo que sabemos la autoria de las operaciones realizadas sobre el documento.

Igualmente, aporta un factor importante en cuanto a su estandarización, ya que permite la descarga de los documentos realizados en múltiples formatos, casi todos ellos estándares en el tipo de documentos ofimáticos; no todos estos formatos son formatos libres (ODF, por ejemplo), pero sí los permite (DOC es el formato de Microsoft aunque también permite ODF de Open Office, por ejemplo)

Blogs en el proceso de aprendizaje


Un blog es un fenómeno reciente basado en las capacidades de web 2.0 que ha tenido una gran aceptación en internet por parte de los usuarios.

En parte, esta aceptación se debe a que cualquier persona puede publicar conceptos o ideas y, opcionalmente, tener una retroalimentación con los comentarios de sus lectores.
Hacia los lectores, un blog ofrece las entradas o artículos ordenadas de forma cronológica, junto con sus posibles comentarios y elementos que adjuntan. Internamente, el autor puede escribir y editar artículos y entradas, configurando su visualización y categorizando cada entrada con el tema al que pertenece. Por supuesto, también puede configurar el diseño del blog y los permisos que ofrece a cada uno de sus usuarios lectores.

Estos artículos son la unidad de información del blog, y para mantenerlos ordenados, es recomendable categorizarlos o asignarles un área de conocimiento (o varias si abarca varios temas).
Una de las ventajas que aporta un blog al proceso de elearning es la posibilidad de incluir en él contenido multimedia y enlaces a otros elementos (páginas web, documentos...), con lo que sus capacidades de contenido se convierten en casi infinitas.

Por supuesto, su gestión es sencilla: escribir y publicar; por supuesto, necesitan de una tarea adicional al principio para configurarlo adecuadamente, pero una vez realizada, basta con publicar la información para que los usuarios (lectores, alumnos...) tengan acceso a ella.
Además, se asegura un posible feedback en base a los comentarios de los lectores, ya que estos tienen la posibilidad de responder y aportar su opinión a cada uno de los artículos publicados.
También ofrece la capacidad de sindicación por RSS, con lo que podemos utilizar múltiples lectores para acceder a la información (por supuesto, los contenidos dependerán de la capacidad del lector, sobre todo en lo que a contenidos multimedia se refiere).

Estos blog pueden utilizarse de una forma eficiente en las áreas de investigación, donde los alumnos discutirán entre ellos en base a varios temas del área de conocimiento que se discute. Además, siempre pueden ser usuarios con capacidad de edición, con lo que pueden colaborar en la edición de los artículos que se aportan (otra cualidad bastante útil para el proceso de elearning).

Toda esta combinación de características (colaboración, feedback, capacidades multimedia, categorización...) hacen del blog una herramienta más a tener en cuenta en la docencia online.






Instrumentos de evaluación de OA

Para que los OA tengan su utilidad dentro del procedimiento de eLearning, han de tener una calidad afín a sus propias características y afín al desarrollo de habilidades y capacidades que se desea que obtengan los estudiantes, por lo que es necesario un sistema que permita evaluar los OAs y cotejar su nivel en una escala de valores, denominado herramientas de evaluación OA

El OA es, básicamente, un recurso digital que se puede utilizar de apoyo para el proceso de aprendizaje (a parte sus características ya vistas), que tiene que tener como mínimo (L'allier 1997):
  • un objetivo
  • una actividad de aprendizaje
  • un mecanismo de evaluación
También deberían de evaluar la segmentación de sub-temas reutilizables (Osorio 2006).

Así tenemos que diseñar el OA, es un esfuerzo enorme para cumplir esos criterios, por lo que hay que asegurar que cumpla cierta calidad, y para ello, hay que tomar las características medibles y, en el caso de los OAs, el cumplimiento de sus objetivos pedagógicos.

Aquí aparece el primer problema: medir si se cumplen los objetivos pedagógicos y el desarrollo de competenciaseducativas. Para ello hay que empezar midiendo el nivel de "certitud" del objeto y su diseño (todo respecto delproceso de aprendizaje, claro).

Además, en la evaluación del OA tenemos que diferenciar claramente la estética y su contenido de la calidad de los mismos, por valores igualmente mensurables.

Otro punto a evaluar es su facilidad de uso, para asegurar el trabajo del estudiante con el OA, de tal modo que pueda interactuar con los contenidos y obtener una retroalimentación de ellos.
Visto todo esto, necesitamos una herramienta que contemple todo lo que antes hemos visto, y nos de un dato(preferiblemente numérico) que podemos medir dentro de una escala.

Una forma que se propone en el documento "Evaluación de objetos de aprendizaje a través del
aseguramiento de competencias educativas" (varios autores), en la URL http://e-spacio.uned.es
/fez/eserv.php?pid=bibliuned:19233&dsID=n03ruizgonz07.pdf
, es la de dividir un OA en cuatro componentes a medir:
  • contenidos temáticos
  • diseño instruccional
  • diseño estético
  • metadatos estandarizados
Aplicando esta división, en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (MX) proponen un formato de evaluación basado en 3 ejes principales:
  • pertinencia y veracidad de los contenidos
  • diseño estético y funcional
  • diseño instruccional y aseguramiento de competencias
De entre las múltiples herramientas para evaluar la calidad de los OAs, voy a analizar HEODAR y LORI.

La primera, HEODAR, trata de valorar la calidad del OA en base a una escala basada en 2 criterios principales: los aspectos pedagógicos y la usabilidad del OA.
Para ello, toma valores de 19 indicadores con una escala numérica del 1 (peor calidad) al 5 (mejor calidad), y la opción de "no sabe" para aquellas cualidades que no existen el el OA. Finalmente, se obtiene una puntuación que puede realizarse:

1. mediante la media de todas las evaluaciones del OA
2. una ponderación de las evaluaciones del OA
3. una ponderación en base al número de personas que han evaluado el OA

La otra herramienta, LORI, evalua la calidad de los OAs determinando hasta dónde un OA puede ser eficiente en su tarea de hacer posible el aprendizaje. Tiene 9 variables que son:

1. calidad de los contenido
2. adecuación de los objetivos de aprendizaje
3. retroalimentación y adaptabilidad
4. motivación
5. diseño y presentación
6. usabilidad
7. accesibilidad
8. reusabilidad
9. cumplimiento de estándares

Y cada una de ellas con 5 posibles valores. La puntuación obtenida puede ser obtenida individualmente o en grupo, con distinta valoración en cada uno de los casos.